Amazonia ecuatoriana: Viaje a la selva del jaguar
Quinto viaje al Amazonas. Quizás lo mejor de adentrarse en la selva es que allí no hay ingratitud. Ni gente tóxica. Ni falsos amigos. Ni amigos falsos. Tampoco esa envidia tan mediocre. O ese tipo de personajes que no entienden que “la alegría de unos no ha de significar la tristeza de otros”. Lo que allí encuentra el viajero es un silencio interminable. Que sana. Ríos que parecen serpientes. También, serpientes (sin más). Rastros de jaguar. Aguas infestadas de pirañas. (De vez en vez, algún… bufeo o delfín rosado). Árboles que sangran. Sabrosas hormigas limón. Apetitosas ratas blancas. Leyendas shuar. Madera que es acero. Una banda sonora de insectos, agua y “cosas” que rugen en la lejanía. Y allí arriba un cielo salpicado de estrellas (mágica y extrañamente) brillantes… Voy con un puñado de buenos amigos. Viajeros especiales. Y si pudiera, esta vez, me llevaría encantado a mis alumnos. Quizás algún día. Empieza otra aventura. Allí vamos para buscar historias y coleccionar recuerdos. Amazonia ecuatoriana: De la mitad del mundo al corazón de la selva del jaguar. Sólo es… otro...
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