Viajar para aprender, aprender a viajar
Viajar, del latín ‘via’, “acción de trasladarse de un lugar a otro generalmente distante”. Aprender, del latín ‘apprehendere’, “acción de adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia”. Son dos verbos especialmente unidos, profundamente interrelacionados: viajar para aprender, y aprender a viajar.
En muchas ocasiones, el viajero emprende su camino movido por un ansia de exploración, de descubrimiento, de aprendizaje. Incluso son muchos los que atestiguan que todo viaje constituye por sí mismo un intenso y provechoso ejercicio de aprendizaje. En ocasiones, se trata simplemente de aplicar una difícil, pero necesaria, acción: «desaprender», abandonar los prejuicios, los tópicos y los esquemas preconcebidos que viajan con nosotros en nuestra maleta. Sólo así, el visitante podrá conocer en esencia el lugar visitado, aprender de él y abandonar la condición de simple «turista» para convertirse en un verdadero y auténtico «viajero».